NORBA. Revista de Arte, Vol. XXXIX (2019) 171-186, ISSN: 0213-2214
CARDINAL COS, BISHOP PEDRO SEGURA SÁENZ AND THE SCULP- TOR RAMÓN NÚÑEZ: THE "STELLA MARIS" OF COMILLAS
SALVADOR ANDRÉS ORDAX
Universidad de Valladolid
Recibido: 13/06/2019 Aceptado: 21/10/2019
RESUMEN
Coinciden tres personalidades en torno a la obra de la “Stella Maris” en Comillas. El escultor Ramón Núñez es autor de la estatua “Stella Maris” que culmina la fachada marítima de la iglesia del Seminario Pontificio de Comillas (Cantabria), bendecida cuando ese centro cumplía su XXV aniversario. Fueron circunstancia decisiva el cardenal Cos que consagra como Obispo de Apolonia a Pedro Segura Sáenz primer alumno de aquel seminario que alcanzó la mitra. Los tres se coincidieron en Valladolid desde 1912.
Palabras clave: Ramón Núñez, escultura monumental, “Stella maris”, Cardenal Cos, Comillas, Pedro Segura Sáenz.
ABSTRACT
The sculptor Ramón Núñez is the author of the statue "Stella Maris", on the top of the seaside façade of the church of the Pontifical Seminary of Comillas (Cantabria), which was consecrated at the time of the XXV anniversary of this institution. On the same occasion, Cardinal Cos appointed Pedro Segura Sáenz as Apollonia's Bishop was the first student of Cardinal Cos to receive episcopal consecration.
Keywords: Ramón Núñez, monumental sculpture, “Stella maris”, Cardinal Cos, Comillas, Pedro Segura Sáenz.
En el diario “Heraldo de Zamora”, publica su corresponsal unas noticias, con fecha Valladolid 5 Diciembre 1911, bajo el título habitual de “Vallisoleta- nas”, de cuyo contenido advertimos ahora dos referencias.
La más importante se relaciona con el prelado de Valladolid, el arzobispo don José María de Cos y Macho, que acababa de ser proclamado cardenal una semana antes, el 27 de noviembre. Esa noticia tenía especial interés, por lo que el cronista destacaba las felicitaciones que se reiteraban: “Entre las muchas fe- licitaciones que ha recibido hoy el cardenal Cos, figura un expresivo telegrama de Santander, en cuya provincia nació nuestro arzobispo”. Además, preocu- pándose por la delicada salud del nuevo purpurado, advierte que: “El cardenal Cos se halla ya completamente mejorado de la ligera indisposición que sufrió el día de la imposición del solideo cardenalicio”.
Y en la misma crónica, añade el Corresponsal: “Han sido nombrados ca- tedráticos de la Escuela de Artes y Oficios por concurso de ascenso el conocido pintor don Luciano Sánchez Santarén, y por traslado de Santiago de Galicia el escultor don Ramón Núñez, muy conocido en Zamora por haber pasado en esa su juventud”.
No dudamos que esta coincidencia en Valladolid de Ramón Núñez y el encumbramiento del prelado sería inicio de unas relaciones favorables para las obras de escultura, que veremos, especialmente dos notables estatuas en Valla- dolid y en Cantabria1.
CARDENAL DE COS Y MACHO
Recordamos brevemente alguna referencia a José María Justo de Cos y Macho2. Nacido en la localidad cántabra de Terán en 1838, se doctoró en Teo- logía en Valladolid y Salamanca, llegando a destacar pronto como canónigo de la catedral de Oviedo, donde fue vocal de la comisión de Monumentos Históri- cos y Artísticos de Asturias. Fue preconizado como obispo de Mondoñedo por
Agradezco las atenciones y fotografías para este estudio a varios compañeros y amigos, re- cordando a Miguel Ángel Alcalde Arenzana (MAAA), Guillermo Rodríguez-Izquierdo, José Luis Mar- tín Díez, Julio J. Polo Sánchez (JJPS), y Luis Sazatornil.
Hace tiempo tuvimos ocasión de conectar con el mayor estudioso del pasado de Mondoñedo, el archivero Cal Pardo, a cuya obra principal remitimos para el caso del prelado De Cos: CAL PARDO, E., Episcopologio Mindoniense, Anejos Cuadernos de estudios Gallegos, nº 28, CSIC, Santiago de Compostela, 2003, passim, específicamente pp. 984-987. Aparte de lo que indicamos, Cal Pardo re- cuerda las virtudes del prelado, así como su interés en orden “a la reparación de torres, a la ampliación de iglesias, a la pintura de las iglesias o a elementos diversos de ellas, a la construcción de altares y retablos”, precisando además que “en todas estas obras se exigía plano y presupuesto”, procurando la cooperación de la feligresía en ello.
el papa León XIII el 13 de junio de 1886. Entre los años 1886 y 1889 desem- peñó la mitra episcopal de Mondoñedo, dejando allí su memoria monumental en el edificio del Real Seminario Conciliar de Santa Catalina. Aumentó una planta más en su fábrica, realizada por el arquitecto Nemesio Cobreros. Cul- minó la obra con una estatua de Santa Catalina, de dos metros y medio de altura, encomendada al escultor mindoniense Ramón Martínez Ínsua. Bajo esta estatua está el escudo del prelado De Cos y Macho (con su lema “Pongo la vida por la honra y la honra por el alma”), flanqueada por dos placas con texto del libro Sabiduría, 1: “Non introibit sapientia in animam malevolam” y “Nec habitabit in corpore subdito peccatis”. Creemos significativa esta imagen de Mondoñedo por cuanto constituye un reclamo de autoridad y memoria personal, que de al- gún modo podremos apreciar en algún proyecto artístico de su vida.
En 1889 De Cos y Macho sucedió en el arzobispado de Santiago de Cuba a don José Martín de Herrera y de la Iglesia, que fue destinado a la mitra com- postelana, en la que coincidió con Ramón Núñez, sobre todo por algunas obras del escultor en la Catedral o el nuevo Hospital Modelo Siquiátrico promovido
por el prelado3.
De Cos y Macho permaneció en el arzobispado de Santiago de Cuba hasta el año 1892 ocupándose de algunas mejoras en su catedral y otras actividades propias de su condición religiosa. Estando allí fue nombrado senador vitalicio. Por los achaques de su salud regresó a la península, siendo obispo de Madrid- Alcalá hasta 1901. En este año pasó a la ocupar la sede de Valladolid. Cuando cumplía un decenio como arzobispo pinciano, a fines de 1911, fue nombrado cardenal, como hemos indicado. En 1916 el cardenal Cos nombró a Pedro Se- gura Sáenz obispo Auxiliar.
Aquí vemos ya los tres nombres Cos, Segura y Núñez que coinciden en una empresa. Del escultor Núñez hay referencias especialmente sobre sus des- tacadas intervenciones en Galicia4, pero también hay otras importantes durante
Tanto en Cuba como en Compostela se extendían parecidas muestras religiosas, por ejem- plo, la devoción de Lourdes y otras advocaciones marianas, así como sobre todo la del Sagrado Cora- zón de Jesús, siendo expresiva esta veneración en el escudo del prelado Herrera con la leyenda "Cor Jesu, Caritatis Victima”.
Remitimos a la bibliografía acerca del escultor Ramón Núñez contenida en artículos recien- tes sobre su actividad en Galicia. ANDRÉS ORDAX, S., “Notas acerca del escultor Ramón Núñez Fernández, en Santiago de Compostela” NORBA, Revista de Arte, vol. XXXIV (2014), pp. 123-143. ANDRÉS ORDAX, S., “Un olvidado monumento a Montero Ríos en el Colegio de San Clemente de Santiago”. Boletín de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes, Tomo XXII, 2014, pp. 17-43. ANDRÉS ORDAX, S., “Monumentales Virtudes Teologales, del escultor Ramón Núñez, en el Hospital Modelo Siquiátrico de Santiago de Compostela”. Abrente. Boletín de la Real Academia Gallega de Bellas Artes de Nuestra Señora del Rosario, Nº 46, 2014, pp. 333-352.
su etapa en Valladolid, de las que destacamos la de Comillas estudiada en este artículo; otra, posterior, ya de 1923, será la gran estatua del Sagrado Corazón sobre la torre de la catedral.
OBISPO SEGURA SÁENZ
De Segura Sáenz5 hablamos aquí más adelante, ya que, junto a Cos, cons- tituirá elemento favorable al encargo realizado a Núñez para el Seminario de Comillas (Cantabria). Pero adelantamos algunas notas que expliquen la perso- nalidad según la trayectoria de Pedro Segura. De familia culta, con dedicación profesional al magisterio, nace en Carazo (Burgos) en 1880, donde su padre era Maestro. Se forma en un Colegio de los Padres Escolapios establecido entonces en el histórico Monasterio de San Pedro de Cardeña. Atendiendo a su vocación, ingresa en el Seminario Diocesano de Burgos, donde continúa formándose, y tras algún tiempo, por méritos propios, consigue ser becario en el Seminario más prestigioso de España, el de Comillas, acreditando finalmente su formación con varios doctorados. Tras un año con cargo pastoral, en 1909 es nombrado profesor de Derecho Canónico en el Seminario burgalés, impartiendo además clases de griego y sociología. En 1912 alcanza, por oposición, la condición de Doctoral de la S. I. M. de Valladolid, así como otras ocupaciones religiosas. En abril de 1915 fue nombrado Secretario de Cámara y Gobierno del Emmo. Sr. Cardenal Cos, que necesitando más colaboración acaba nombrándole el 14 de marzo de 1916 Auxiliar suyo con el título de “Obispo de Apolonia”6.
Sobre Segura Sáenz tenemos alguna noticia cercana, por medio de algún familiar en encuen- tros próximos a Salas de los Infantes, y también por su huella en Cáceres, donde se le dedicó una calle que comunica con el Parque de Cánovas. Nos interesamos luego en una bibliografía especifica, pero la mejor obra de conjunto es la de GIL DELGADO, F., Pedro Segura. Un cardenal sin fronteras. BAC 2001. Otras varias sobre su trayectoria son distintas o puntuales, como la de MARTÍN DE SANTA OLALLA SALUDES, P., “Pedro Segura y José María Bueno Monreal. Historia de una difícil convi- vencia”, Miscelánea Comillas, Vol. 67, 2009, núm. 13, pp. 481-499. Otras no tienen suficiente objeti- vidad.
Es sabido que el título de Obispo era acompañado de una “diócesis”, como las antiguas de “in partibus infidelium”, o las desaparecidas en el mundo medieval; así es el caso de la antigua diócesis de “Auca” (Oca) en tierras castellanas, título que recibió el papa Francisco, siendo Auxiliar y Coadjutor de Buenos Aires, cuando fue nombrado “Obispo titular de Oca”, la histórica “Auca” burgalesa. Otro ejemplo cercano es el de mons. Ricardo Blázquez, nombrado obispo titular de “German in Galatia” y auxiliar de Santiago de Compostela en 1988. Y el actual auxiliar de Valladolid Luis Argüello es obispo de Ipagro. Antes de Segura fue nombrado titular de Apolonia, el 18 de julio de 1913, don Antonio Álvaro Ballano, siendo Auxiliar del arzobispo de Toledo. CÁRCEL ORTÍ, V., “Los últimos obispos de la monarquía (1922-1931) Segunda parte: Provisiones normales de diócesis), Analecta Sacra Te- rraconensia, 83, 2020, pp. 1-147.
Antes de pasar al asunto de la “Stella Maris” de Comillas queremos recor- dar que Segura Sáenz siguió después un tiempo, como colaborador del Cardenal Cos, pues se ocupaba de varias actividades que por la delicada saludo o salud del cardenal convenía su asistencia. Entre los casos que fueron públicos, por ejemplo, el cuidado con la devoción a la Virgen de Lourdes en Valladolid, pues atendió a los devotos de la iglesia parroquial de San Ildefonso7 el 29 de octubre de 1916 cuando se bendijo una “Gruta de Lourdes” realizada por el escultor Núñez, a cuya ceremonia siguió una procesión por la ciudad.
También conviene recordar otros aspectos de Segura en Valladolid, con singular personalidad, apoyando fuerzas personales, y actividades concretas de tipo religioso, como su aliento a la devoción al “Santo Cristo de Limpias” (con un par de peregrinaciones a su localidad cántabra), o recuperando la actividad de la Cofradía de la Vera-Cruz, cuyo templo aparece al fondo de la Calle de la Platería. Estos cofrades se lo reconocieron con un gran retrato realizado por Foto Garay, en el que se anota la dedicatoria “Como testimonio perenne de gratitud a nuestro venerado Padre y restaurador del culto de esta iglesia, Excmo. y Rvmo. Sr. Dr. D. Pedro Segura Sáez (sic), Obispo de Apolonia y Vi- cario Capitular de esta Archidiócesis. / Los Cofrades de la Vera-Cruz”, que ha estado hasta hace varios años en la Sacristía de este templo penitencial.
Algunos esperaban que sucediera al enfermo Cardenal Cos, pero fue nom- brado obispo de Coria, en 1920, cuando se hacía el relevo del titular y se incor- poraba a Valladolid el arzobispo Gandásegui8. De su obispado de Coria-Cáceres, pues prefirió esta ciudad como sede episcopal, quedan memorias positivas, re- cordándose su presencia en las Hurdes, en una segunda ocasión con el rey Al- fonso XIII en 1922. Su traslado en 1926 al arzobispado de Burgos sería breve ya que a fines de ese año fue nombrado cardenal, y en 1927 primado de Toledo cargo al que tuvo que renunciar en 1931, y pasó unos años, hasta 1937, exiliado en la curia de Roma. Finalmente accedió a la sede de Sevilla hasta su muerte en 1957.
El Norte, 30 de octubre de 1916: “La órbita de Lourdes. Ayer a las cuatro de la tarde se celebró en San Ildefonso la ceremonia religiosa de la bendición de la gruta que, a imitación de la de Lourdes de Francia, ha sido construida por el director de la Escuela de Artes y Oficios de esta ciudad, don Ramón Núñez, en la capilla de dicha devoción. Ofició, revestido de pontifical, el obispo auxiliar don Pedro Segura. Terminada la ceremonia religiosa se rezaron el santo rosario …, y después salió la procesión con el santísimo Sacramento, recorriendo la avenida de Alfonso XIII y las calles de …, bajo palio…”. Mucho antes ya había realizado Núñez una reproducción de la “Gruta de Lourdes” en el Hospital Real de Santiago de Compostela.
No resultó cómoda la sustitución por la existencia de algunas personas que se sentían “se- guristas”, lo que sería zanjado por la personalidad del nuevo arzobispo Gandásegui, aunque teniendo que utilizar todos los resortes de su autoridad, de la que quedaron noticias documentadas. Sobre este prelado vid.: BERZAL DE LA ROSA, E., Remigio Gandásegui (1905-1937). Un obispo para una España en crisis, BAC, Madrid, 1999, passim.
EL SEMINARIO DE COMILLAS
Es bien conocida la importancia de la fundación, a fines del siglo XIX e inicios del XX, del Seminario Pontificio de Comillas cuyo patrocinio, desta- cado mecenazgo, se inició con don Antonio López, y su primogénito, nombrado por ello Marqués de Comillas. Como institución fue encomendada a la Compa- ñía de Jesús, y desarrolló una extraordinaria labor en la formación religiosa no solamente a sus religiosos sino también a todo el clero diocesano que, de acuerdo con las becas y cualificación podía acceder a sus ventajas. Su excelen- cia consta por el progreso eclesiástico, accediendo a niveles de reconocimiento, siendo el primero en alcanzar el episcopado don Pedro Segura Sáenz.
Nos interesan aquí los años iniciales, no la evolución posterior de aquella institución como Universidad Pontificia Comillas, y el traslado a otros lugares de España, especialmente Madrid y otros lugares.
Precisamente cuando se cumplían los veinticinco años de la fundación de ese gran edificio, mediado el año 1917, lo celebraron con reuniones, recapitu- lando el pasado y marcando pasos certeros del presente. Desde nuestra preocu- pación documental destacamos que se tomó el acuerdo de hacer dos publica- ciones. Una de ellas era un rápido Álbum conmemorativo con numerosas foto- grafías y con referencias de sucesos, nombres destacados, y muchos detalles, obra que salió en 1918, con curiosas ilustraciones9. Otra publicación, que exigía cierto tiempo de preparación, era una historia de esos años, desde la fundación, se encomendó al jesuita Camilo María Abad10, y fue editada en 1928.
Como el edificio fue ampliado notablemente con posterioridad, para ima- ginar cómo era el inicial recordamos las palabras del Padre Camilo M. Abad que “La construcción se dio oficialmente por terminada en Abril de 1912”, y nos resume el planteamiento del edificio inicial de Comillas: “… Forma el edi- ficio del Seminario un gran rectángulo de cien metros de longitud Este-Oeste, por sesenta de anchura, partido en mitad por la capilla pública y la sacristía, que lleva encima la capilla doméstica destinada al uso de los Padres, y el vestíbulo, con el salón de actos y recepciones. A uno y otro lado de la iglesia se hacen dos patios…” (p. 48). Además, indica que “En el remate del frontis, de cara al mar,
1892-1917. Seminario y Universidad Pontificia de Comillas XXV aniversario. Álbum con- memorativo. Ilustrado. Talleres Gráficos de la Sociedad General de publicaciones, Calle de la Dipu- tación, núm. 211, Barcelona, 1918, pág. 30 x 22 cms
CAMILO MARÍA ABAD, S. J., El Seminario Pontificio de Comillas. Historia de su funda- ción y primeros años (1881-1925), Tipografía Católica, Madrid 1928, 362 págs. Tipografía Católica, de Alberto Fontana. San Bernardo, 7. Madrid, 1928. Tiene el “Imprimatur”: “† Remigius Archiepis- copus vallisoletanus. Vallisoleti, 28 Novembris 1927”.
una estatua de la Santísima Virgen -’Stella Maris’- es digno coronamiento de la fachada de la iglesia”, en la zona donde realizaban sus juegos los estudiantes.
LA “STELLA MARIS” EN COMILLAS.
La iconografía de la imagen de la Virgen María, como “Stella maris”, es una de las referencias iconográficas de los protectores de los hombres del mar, tanto de los navegantes como de los vecinos de la costa marítima.
Hay varios santos que eran invocados para ayuda en el mar. Unos son pro- pios de cada nacionalidad, como Santiago en España. Un clásico era San Nico- lás, el obispo de Mira (Asia Menor), cuyo cuerpo fue trasladado en 1087 a Bari, en el “mezzogiorno”, para protección de sus reliquias, que fue invocado espe- cialmente entre los comerciantes en Italia y cuantos hacían peregrinación ma- rítima hacia los Santos Lugares11.
Una gran extensión por el “mare nostrum” tuvo el obispo Sant’Elmo (Erasmo, Ermo o Telmo) obispo de Antioquía, cuyas reliquias se conservan en Gaeta, ciudad costera italiana, entre Roma y Nápoles. Heredero de la devoción a ese obispo o trasunto suyo sería el dominico San Telmo, presente en todas las costas lusoespañolas, desde Guipúzcoa a Cataluña, así como en sus islas cerca- nas o las de la Macaronesia y ultramar12; su nombre fue añadido al propio del santo nacido en Frómista cuyos restos conserva la catedral de Tuy.
También la Virgen del Carmen13 aparece, promovida por los carmelitas. Pero en muchos casos se resalta, por su antigüedad literaria eclesiástica, la Vir- gen “Stella maris”, que se dispone en templos vecinos del mar. Además del culto mariano de la advocación contiene el sentido simbólico que han tenido los astros en la cultura bíblica, pues en la literatura véterotestamentaria la estre- lla es símbolo de realeza (Isaías 14,12), de los justos y sabios (Daniel 12,3; Eclesiástico 50,6); del Mesías (Números 24,17), etc.
El “Ave maris stella” es un himno religioso de gran belleza, compuesto por Venancio Fortunato, obispo de Poitiers, en el siglo VI.
Un caso fue el de Juan de Quitanaortuño (en la religión Juan de Ortega), que tras peregrinar contribuyó a potenciar la ruta jacobea. Vid. ANDRÉS ORDAX, S., San Juan de Ortega. Santuario del Camino Jacobeo, Edilesa, León, 1995.
ANDRÉS ORDAX, S., Arte e Iconografía de San Telmo, Fundación Las Edades del Hom- bre, León, 2017, pp. 27-28; passim.
No existe una “iconografía” específica de María como “Stella maris”, y en muchas oraciones de la Virgen del Carmen, es denominada “Stella maris”.
Este “carmen” de Venancio Fortunato tiene la peculiaridad de que la pri- mera estrofa contiene en sus palabras una alusión a las estrofas sucesivas. Así, Ave resume la segunda estrofa “Sumens illud Ave…” (donde queda la antítesis de Ave-Eva). Maris stella alude a “Solve vincla reis, Profer lumen cæcis…”, en la tercera. Dei Mater alma se refleja en la cuarta, “Monstra te esse matrem”. El interesante “carmen” de Venancio Fortunato14 tuvo trascendencia y sirvió para obras que parafraseaban el texto asignándolo a viajes concretos, como en el que se redactó para el viaje marítimo de Carlos V en 1520, escrito en forma de Libro de Horas por el clérigo paisano suyo Robert de Keisere15; en ese libro, además de invocar a distintos protectores, como Santiago (Iacobe Hispaniarum apostole), San Nicolás, San Rafael, incluso a San Livino de Gante, patrono de su patria chica. Pero, además, destacamos que se emplea ampliamente en las referencias a María, como “Stella maris”, para que desde el Puerto de Coruña proteja en la navegación del joven monarca Carlos cuando se dirige hacia su tierra natal de Bélgica para ser finalmente coronado emperador.
Como se trata de una referencia emotiva, literaria, es más frecuente su apa- rición en las series de virtudes o “flores” dedicadas a María, como en el ejemplo de la serie dedicada en la Cartuja de Miraflores16.
No son muy abundantes las representaciones de la Virgen como “Stella maris”, pues las advocaciones generalmente eran reiteradas por grupos religio- sos que las tenían como preferidas. Sin embargo, cerca de Comillas, en la igle- sia de Ruiloba (Cantabria), existe otra imagen de la advocación “Stella maris”, que también cumplía la función de orientar a los marineros, como parecida es la que se puso en la iglesia de los PP. Salesianos17, en Santander, con la misma función de auxiliar a los mareantes, aunque en este caso manteniendo el título de “María Auxiliadora”18.
Así dice el original asignado a Venancio Fortunato: “Ave maris stella, /Dei Mater alma
/Atque semper Virgo, /Felix caeli porta. /Sumens illud Ave /Gabrielis ore, /Funda nos in pace, /Mutans Hevae nomen. /Solve vincla reis, /Profer lumen caecis, /Mala nostra pelle, /Bona cuncta posce /Mons- tra te esse matrem: /Sumat per te preces, /Qui, pro nobis natus, /Tulit esse tuus”.
ANDRÉS ORDAX, S. y ZALAMA RODRÍGUEZ, M. A., “El texto del libro y su iconogra- fía artística”, Liber officiorum ad usum regis Caroli… Ms. Escorial vitr. 13. (Ms. Escurialensis, vitr. 13”). Patrimonio Nacional y Testimonio Compañía Editorial, Madrid, 2000, pp. 27-140.
ANDRÉS GONZÁLEZ, P., "Emblemas marianos de la Capilla de la Virgen en la Cartuja de Burgos: El modelo pintado y su repercusión iconográfica", Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología: BSAA, tomo LXIX, 2003, pp. 383-409.
SAZATORNIL RUIZ, L., Arquitectura y desarrollo urbano de Cantabria en el siglo XIX, Santander, 1996, p. 265.
Terminando con el gusto cántabro por la “Stella maris”, mencionamos que hay un libro es- crito por Escalante y Prieto novelando una historia montañesa del siglo XVII, que hace referencia este tipo de imágenes para la orientación de los navegantes para entrar acertadamente en el puerto, y pone
Cuando los estudiantes del prestigiado Seminario de Comillas jugaban en sus momentos de recreo con unas vistas al mar estaban también atentos a esa Virgen María “Stella Maris” que les protegía.
EN 1911 UN RAYO DESTRUYE LA “STELLA MARIS” DE COMILLAS. FIESTAS DE 1917, POR EL XXV ANIVERSARIO DEL SEMINARIO.
No es mencionado por el Padre Camilo M. Abad en su monografía histó- rica de Comillas, publicada en 1928. Pero sabemos que la vecindad del Semi- nario de Comillas con el mar les hacía propensos a padecer fuertes tormentas, a veces con extraordinario aparato eléctrico.
No resulta extraño que la descarga de tormentas con rayos afectara al ele- mento del edificio más destacado en altura y proximidad con el mar. Sucedió el 7 de marzo de 1911. Es fácil imaginar la sorpresa y lamento por esa simbólica referencia religiosa en un edificio vinculado con la costa. No debió ser grave para la actividad habitual del Seminario. Pero tuvo que llegar un momento ade- cuado, generoso, optimista, que brindara la oportunidad de reponer esa estatua de la “Stella Maris”, cuyo original era obra de Juan Roig y Soler, pues todo el edificio había sido realizado por arquitectos y maestros catalanes.
A mediados del año 1917 se conmemoraba el XXV Aniversario de la fun- dación del Seminario de Comillas. Sabemos bien cómo fue todo pues en el año siguiente publicaron un libro extenso, el ya citado “1892-1917. Seminario y Universidad Pontificia de Comillas XXV aniversario. Álbum conmemorativo. Ilustrado”, con textos, álbum de fotografías, referencias personales, etc. pues era amplia la serie de acontecimientos, personajes, ceremonias y otros detalles.
Nos resulta muy expresiva la información del citado “Álbum conmemora- tivo”, en 1918. Aparte de las numerosas fotografías, se hace una “Reseña his- tórica de las fiestas que, en conmemoración de su fundación, se celebraron en el Seminario de Comillas”, entre los días 11y 15 de julio de 1917”.
Volvemos a recordar que Segura Sáenz fue el primer antiguo alumno que había alcanzado la condición de Obispo, pero aun no se había realizado la ce- remonia de su “consagración”, que normalmente se hubiera hecho en la catedral de Valladolid ante su prelado el Cardenal Cos.
a algunos frailes y monjas franciscanos a rezar los versos de esa oración mariana. ESCALANTE Y PRIETO, A. de, Ave maris Stella, historia montañesa del siglo XVII (Santander, 1877 bajo el seudó- nimo de “Juan García”; Madrid, 1920 con prólogo de Marcelino Menéndez Pelayo).
El Cardenal Cos, cántabro, accedió a llevar a cabo la consagración del obispo Segura en el Seminario de Comillas el 13 de junio de 1916. Por ello se disculpó don Pedro Segura Sáenz ante sus compañeros del cabildo vallisoletano recordando, aunque todos lo sabían, que se trataba de la iglesia del centro prin- cipal de su estudio sacerdotal, el Seminario de Comillas.
Es que uno de los aspectos más importantes de aquella conmemoración del XXV aniversario de Comillas pretendía lógicamente destacar el valor de este centro de formación por lo que se incluye entre los actos un Capítulo titulado “La Corona”, referido a que allí tenía lugar la ceremonia de consagración epis- copal de Segura Sáenz comienza diciendo el Álbum Conmemorativo, Ilustrado: “Corona la más espléndida de los trabajos de alumnos y educadores durante los primeros veinticinco años de vida del Seminario, fue la elevación al episcopado del Ilmo. Sr. don Pedro Segura, con el titulo de Obispo de Apolonia y auxiliar de Valladolid. En cualquiera otro que hubiera recaído esta altísima dignidad, dado el cariño verdaderamente fraternal que reina entre los alumnos todos del Seminario, la distinción hubiera sido considerada por todos como hecha a cada uno; pero es innegable que las generales simpatías de que siempre gozó en el Seminario el señor Segura, hicieron que la noticia de su elevación se recibiera con júbilo extraordinario”.
El Álbum conmemorativo añade que “Después de la ceremonia pontifical, el señor Obispo de Apolonia, sentado ante la puerta de la iglesia, hizo una plá- tica muy sabrosa recordando la devoción que siempre habían profesado los se- minaristas a aquella imagen y lo que era y debía ser para ellos y el Seminario, es decir el pararrayos de la ira divina. Por encargo suyo y a fin de que la ilusión de los años pasados fuese completa, se entonaron los cánticos con los cuales los antiguos seminaristas solían saludarla, sobre todo aquel de “Estrella de los ma- res - cuyos reflejos - en mis ojos de niño – resplandecieron”, cuya estrofa “Del mundo en los peligros - ¡ay! no me dejes” confesaba el Sr. Obispo haberla re- petido siempre, como una de sus jaculatorias favoritas”. Y por supuesto repre- senta una fotografía sobre ese acto del vallisoletano (pág. 136).
Pero ese día 14 de Julio de 1917 (págs. 138-139) cuenta la crónica del Ál- bum: “De carácter más íntimo y familiar fue la bendición de la estatua Stella Maris, levantada en el remate del frontis de la iglesia, en vez de la destruida en 7 de marzo de 1911 por un rayo. Hecha de cemento armado, mide sus cuatro metros de altura es obra del escultor don Ramón Núñez, director de la Escuela de Artes y Oficios de Valladolid. Respira devoción y majestad y se inclina sua- vemente, como si quisiera contemplar a los seminaristas, que juegan y pasean en la explanada”.
LA OBRA DE NÚÑEZ, EL CARDENAL Y SEGURA.
Sin duda debía tener Núñez cierto prestigio, cimentado por sus obras y su docencia en las Escuelas de Arte y Oficios, con ingenio para resolver cuestiones en el uso vario de materiales, que serían conocidas por los jesuitas vallisoleta- nos, establecidos muy cerca de su Escuela, sita en el viejo Colegio de Santa Cruz en Valladolid, lo que pudo animar a su propuesta como autor de la nueva estatua de la “Stella maris” de Comillas19.
Núñez, además, estaba dotado con gran sociabilidad y al poco de llegar a Valladolid se relacionó con el Cardenal Cos, persona sensible hacia el arte, que incluso participó en la Exposición del año 1912, titulada “Exposición Regional de Bellas Artes. Pintura, Escultura, Fotografía y provincial de Arte antiguo”, celebrada en el claustro de la Escuela de Bellas Artes, quizás patrocinada por el Ayuntamiento, con participación de Núñez “fuera de concurso” por razones obvias. En aquella muestra se vieron también incluso obras de la “Sección de Arte antiguo”, como una “Cruz bizantina de cobre con crucifijo y esmaltes, presentada por el Emmo. Señor Cardenal de Valladolid” (el cardenal Cos).
No obstante, consideramos además posible que fuera el ascendiente del exalumno de Comillas Pedro Segura Sáenz, que era obispo auxiliar de Valla- dolid entre los años 1916 y 1920, quien tuvo la iniciativa de encomendar al escultor y director de la Escuela de Artes y Oficios la realización de la “Stella maris” que él mismo bendijo celebrando el XXV aniversario de su “alma mater” comillense.
Núñez trabajaba en distintos materiales, madera, mármol, piedra de No- velda, piedra artificial, pero menciona en varias ocasiones que realizaba tam- bién obras de “cemento armado por un procedimiento del que es inventor”. Aparte de otras obras realizadas en cemento, recordamos que en unas declara- ciones de setiembre de 1925 destacó el escultor como obras singulares suyas “las estatuas monumentales que rematan el Seminario de Comillas y la torre de la Metropolitana de Valladolid y que representan respectivamente la advoca- ción de la Virgen ‘Stella Maris’ y el Sagrado Corazón de Jesús”.
El prestigio de Núñez era tan notable que el escultor supo intimar con el Cardenal Cos hasta el punto de sugerirle la posibilidad de que aceptara erigir un gran monumento al Sagrado Corazón de Jesús sobre la torre de la catedral, como ya en su primer destino de Mondoñedo había dispuesto una “Santa
Las publicaciones citadas de 1918 y 1928 no son de fácil acceso, por lo que remitimos, con otra orientación, a la publicación de su centenario, siendo eficiente rector Guillermo Rodríguez-Iz- quierdo, S.J.: GIL, E. (ed.), BARCENILLA, A., et alt., La Universidad Pontificia Comillas: cien años de historia. Universidad Pontificia de Comillas, Madrid, 1993.
Catalina” sobre su Seminario. Estaba convencido el anciano, octogenario y en- fermo, y procuró disponiendo lo necesario en la torre, problema tradicional de este templo, pero estaba ya en sus últimos años y falleció el purpurado20 sin verlo. Al menos la idea de Núñez aceptada por Cos, fue llevada a cabo por el cardenal Gandásegui en los años 1922-1923. Todo parecía favorecer al escultor Núñez, pero le surgirían en esas fechas algunas desgracias familiares que en- tristecieron sus sentimientos.
ILUSTRACIONES:
El Cardenal De Cos y Macho falleció el 17 de diciembre de 1919, a sus 84 años. A lo anotado ya remitimos las notas de PALOMARES IBÁÑEZ, J. M., “El tercer cardenal de Valladolid: José María Cos (1901-1919”. En Historia de la Diócesis de Valladolid, varios autores, Valladolid, 1996, passim y pp. 424-427.
01 Estatua de Santa Catalina, dispuesta sobre el Seminario de Mondoñedo, siendo su obispo Cos y Macho en 1888.
02 Retrato de Pedro Segura Sáenz, obispo de Apolonia, en agradecimiento por restaurar el culto de la iglesia de la Vera-Cruz, Valladolid (SAO).
03 Uno de los dos patios que flanquean a la iglesia de Comillas (MAAA)
04 La “Stella maris” en el cielo que protege a Carlos, cuando se dispone a embar- car en Coruña el año 1520 para ser coronado emperador (Liber officiorum ad usum regis Caroli… Ms. Escorial vitr. 13. (Ms. Escurialensis, vitr. 13”).
05 Hastial de la iglesia del Seminario de Comillas (JJPS).
06 Estatua de la “Stella maris” de Comillas, en cemento, 4 metros de altura, obra del escultor Ramón Núñez, en 1917 (JJPS).
07 “El Sr. Obispo de Apolonia en la bendición de la “Stella Maris” el 14 de Julio de 1917 (foto en Seminario y Universidad Pontificia de Comillas XXV aniver- sario. Álbum conmemorativo, p. 136).
Salvador Andrés Ordax
Departamento de Historia del Arte Facultad de Filosofía y Letras Universidad de Valladolid Facultad de Filosofía y Letras Plaza del Campus, s/n,
47011 Valladolid (España) https://orcid.org/0000-0002-1420-8617